¡Buenas noches amigos/as!
Hoy vengo a contaros la experiencia de correr mi primer Maratón de montaña. Fue el Marató de l'Ardenya, en la provincia de Gerona. 42km y 1700m de desnivel positivo me esperaban el sábado 6 de Diciembre de 2014. Así que sin haceros esperar más os dejo con la crónica de tan apasionante reto:
La aventura comenzó bien de madrugada, exactamente a las 3:20 de la mañana, a pesar de que la carrera hasta las 9 no empezaba y aunque hasta las 4:15 no sonaría el despertador. Pero es lo que tiene ser un novato en esto de las maratones y vivir a 150km de donde se disputa la carrera. Por lo primero porque no puedo pegar ojo y tengo los nervios en el cuerpo desde días antes de que llegue la prueba, así que la noche anterior no soy más que un manojo de nervios envuelto entre sábanas que más que arroparme me estorban y no sé qué hacer con ellas. Y por lo segundo porque de todas formas tenía que levantarme temprano para poder llegar a tiempo a Santa Cristina d'Aro.
Me levanté intentado hacer el mínimo ruido posible para no despertar a mis padres y hermanas y lo primero que hice fue ir a la cocina a "desayunar". Y digo desayunar entre comillas porque nadie desayuna a esas horas y menos lo que desayuné yo: un plato de 250 gramos de raviolis rellenos de boletus con dos huevos revueltos, salsa de tomate y un sobre entero de queso parmesano por encima. Sí lo sé, estaréis pesando que qué narices hago metiéndome eso en el cuerpo a dichas horas. Pues si os soy sincero ni yo lo sé muy bien, pero el comer me pierde y más si hay pasta de por medio... así que ahí estaba yo, hartándome de pasta.
Al terminar salí a la terraza a mirar el tiempo y el cielo, y la única compañía que tuve durante los 2-3 minutos que estuve fuera fue la luna, el sonido del aire de una noche fría y un escalofrío que me hizo estremecer desde los pies hasta la coronilla.
Volví a entrar y vi que ya eran las 4:15. ¡A y media había quedado con un compañero en el portal de mi casa para ir hacia allí! Y yo sin recoger, con cosas por guardar aún en la mochila y en pijama por casa. Del sobresalto me vestí a 5 segundos por prenda de ropa (lo que equivaldría a 3'/km, así que imaginaos la velocidad, jejeje) y acabé de prepararme para poner rumbo a Santa Cristina d'Aro.
Llegamos allí a las 6 en punto de la mañana. Había poca gente aún, pero los que estábamos allí nos apresuramos de todas formas a coger la bolsa del corredor. Lo primero que hice fue inspeccionar la bolsa: una toalla, unos calcetines, un gorro, una lata de cerveza con limón, un brick de caldo Aneto (¡POR FAVOR QUE NO FALTE NUNCA!), un bolígrafo, una libreta, muuuuuuuuuuuuuuuuuucha propaganda (que fue directa a la basura para que os voy a mentir) y la camiseta conmemorativa de la carrera, que aquí sinceramente me llevé una pequeña decepción, pues la camiseta es de estas de estar por casa. Lo primero que pensé al verlo fue: "Menuda cagada que han hecho, ¿cómo nos dan una camiseta de este tipo en vez de una técnica?" A ver, la bolsa del corredor la verdad es que en general fue excelente, y más teniendo en cuenta el precio de la inscripción, 25 euros, una verdadera ganga y puntazo a favor de la organización, pero creo que todos nos quedamos algo decepcionados al ver el tipo de camiseta que nos dieron.
Fui a guardarla al coche y acompañé a Xavi, el chico con el que fui de Igualada hasta la carrera, a su salida. Él hizo la modalidad larga de 63km, y empezaban a las 7. Vi la salida y en cuanto perdí de vista al último corredor me dirigí de nuevo al pabellón a descansar, pues quedaban 2 horas, que se me iban a hacer eternas, hasta que dieran el pistoletazo de salida del Maratón.
A las 8:45 puse rumbo a la plaza del pueblo junto una gran multitud de corredores que compartirían una misma aventura durante horas conmigo. Tras 4 estiramientos y unos saltos me preparé para salir y dar inicio a este reto personal. El speaker comienza la cuenta atrás: 5!... pulsaciones aumentando... 4!... palmadas en las piernas... 3!... me froto las manos con nerviosismo... 2!... gps localizado y listo para dar a "start"... 1!... miro al cielo sin saber muy bien dónde me he metido... CERO!
Con la finalización de la cuenta atrás los nervios desaparecen de golpe y solo queda una cosa en la cabeza: disfrutar, disfrutar, disfrutar e ir descontando kms poco a poco, pero siempre disfrutando :)
- En estas dos fotos (arriba y abajo) soy el de amarillo, medias compressport y headband en la cabeza -
Salí entre el mogollón y poquito a poco fui haciéndome hueco y avanzando algunas posiciones. Tras dar un pequeño rodeo por el pueblo en seguida cogimos camino y nos adentramos en un bosque, el cual cruzamos por un senderillo estrecho y por el que había que andarse con ojo pues había zonas de barro resbaladizo y otras en las que la hojarasca de los árboles te podían hacer pasar una mala jugada.
A medida que iba avanzando me fui enamorando de la carrera paulativamente. Qué maravilloso es este deporte y qué perfectos los lugares por los que dejamos nuestras huellas. La carrera prosiguió bien hasta el km 8, donde dejamos de ser corredores para pasar a ser escaladores, ¡menuda cuestecita! No exagero lo más mínimo, tuvimos que grimpar para poder llegar a la cima. Fueron necesarias las 4 extremidades para poder avanzar y dejar atrás otro km, bueno, más que atrás lo dejamos abajo, el cual me costó más de 13 minutos en pasarlo.
Una vez arriba las vistas eran maravillosas. Me paré, me aparté del camino y dediqué 1 minuto en observar el paisaje y lo hermoso que era estar allí arriba viendo tal panorama. Me apenó que los 15-20 corredores que me pasaron en ese tiempo ni uno se detuvo en observar lo que quedaba a sus espaldas y a sus lados. Definitivamente algunos están más locos que otros, todos los allí presentes debíamos tener algún tipo de locura al meternos en una carrera de tales dimensiones, yo el primero, pero no pararse a ver esos paisajes... DEBERÍA ESTAR PENALIZADO! Yo tenía claro que había ido a disfrutar, y si vas solo pensando en correr, correr y correr, acabas el maratón y sin duda alguna habrás disfrutado, pero si levantas la cabeza y te empapas del paisaje, el viaje, la experiencia y el sabor de boca que se te queda al final es mucho mayor. Y total, llegar vas a llegar 5 minutos más tarde, pero menudos 5 minutos llenos de paisajes que me llevo yo a la memoria que muchos otros ni se percataron que tenían tan cerca de su alcance.
La bajada era pronunciada y tuve que poner los 5 sentidos para no pisar mal. Tras llegar abajo encaré el km 10, momento en el que decidí que había comer algo. Así que saqué unos frutos secos que llevaba y me comí unos tres puñados de cacahuetes, anacardos y nueces (alimentos que tardan en degradarse pero aportan energía a largo plazo).
Miré el perfil del recorrido y vi que hasta el km 20 el terreno era asequible y se podía rodar bien, así que hasta ese km fue rodando a ritmos de 5-6'/km. Escogí un ritmo algo lento pero que me permitiera llegar bien hasta el final de carrera, no quería que me diese el bajón antes de tiempo por haber escogido el ritmo equivocado. A medida que fui avanzando fui adelantando a aquellos que hacía unos kms me habían pasado en la cima del primer pico. Eso me animó y me dio fuerzas para seguir. Y es que no es lo mismo ir corriendo y ver que no paran de pasarte corredores por el hecho de que has forzado antes de tiempo que empezar despacito y ser tú quien va avanzando, el estado anímico es muy importante y este pequeño detalle puede ser determinante en una carrera tan larga y dura.
- Fotón por parte de Merrell, uno de los patrocinadores/organizadores de la carrera -
Al llegar al medio maratón ya había bebido más de medio litro de agua, algo de bebida isotónica, comido bien de frutos secos, chocolate y varias piezas de fruta. A pesar de llevar 2h13'43" las ganas por seguir no habían disminuido lo más mínimos, sino que cada vez tenía más ganas de seguir e incluso pensé en lo increíblemente extraordinario que debía haber sido haber hecho la modalidad de los 63km, aunque soy bien consciente de que aún no estoy preparado para tales cantidades.
Seguía comiéndome km a base de buena música y parándome de vez en cuando a observar con detenimiento las vistas que me ofrecía la zona de Gerona.
Pasado el segundo avituallamiento (km 24 aproximadamente), donde los voluntarios, organizadores y familiares de corredores se volcaban con todos los participantes, animándonos con ímpetu y transmitiéndonos las fuerzas que ya empezaban a flaquear, comencé a notar cierta pesadez en las piernas.
Sin yo quererlo había aminorado el ritmo y cada paso costaba más que el anterior. Aunque ver a la gente apoyándote desde los laterales de los caminos, carteles con palabras de ánimo y pensando en mis seres más queridos no dudé ni un minuto en que debía seguir dándolo todo hasta el final.
2 km más tarde me topé de morros con una de las partes del recorrido más duras, del km 26 al 29 tuvimos que pasar por una zona de toboganes que acabaron de menguar las pocas fuerzas que me quedaban. Llegué al punto más alto literalmente fundido y sin fuerzas, acordándome del causante de aquel "sufrimiento", mi amigo y compañero de fatigas Marc, culpable de que yo estuviera participando en el maratón, me dejé vender la moto de que esta carrera era súperchula y me lo iba a pasar bien, pues menuda manera de pasar un puente! Jajaja. El pobre no pudo asistir por culpa de una lesión, aunque a día de hoy está ya casi recuperado, así que pronto volverá a dar guerra y a embaucarme en alguna aventura de buen calibre. Gracias a este pensamiento pude recorrer un par de kms más sin darme ni siquiera cuenta de ello.
Tras superar la zona de toboganes llegué al km 31, y con él conocí al famoso y hasta entonces desconocido Señor Muro, que tengo que decirte que no me caíste nada bien compañero. A partir de ese momento sufrí como un condenado, de hecho los últimos 11kms de la carrera tardé en hacerlos ¡1HORA 50MINUTOS! Ya os podéis imaginar el ritmo y el cansancio que llevaba encima.
Avanzar cada vez era más difícil y mis piernas seguían tan solo por inercia, porque yo ya no las daba ni la orden de seguir, estaba totalmente "out" U.U'
- Aquí os dejo los parciales de los kms 33 al 39, 6 km que tardé en recorrerlos 1h02'. Fijaos en el tiempo que tardaba en recorrer cada km y sacad conclusiones vosotros mismos de cómo iba -
Durante esos kms por suerte me junté con un corredor que era de El Prat de Llobregat (el de azul de la siguiente foto) con el que entablé una agradable conversación. Compartimos aventuras de otras carreras, hablamos de los atletas de élite de este deporte, de Kilian y sus proezas, de su acompañante Emelie, del peculiar Anton Kupricka y el calzado minimalista que lleva para hacerse ultras de cientos de kms... Me contó que ya estaba inscrito para la Transvulcania de Gran Canaria y yo le conté algún que otro sueño que me gustaría cumplir.
Suerte de él y de la conversación que tuvimos hasta el km 41 porqué yo iba de capa caída. El estar con él durante esa hora hizo que el cansancio fuera más ameno y que mi cabeza se despejara por completo y dejara de repetirse que abandonara.
Cuando quedaba 1km empecé a dejarle atrás y fui avanzando, a lo lejos vi a un hombre. Objetivo: pillarle y conseguir quedar por delante de él. Me propuse eso como último esfuerzo y último recurso de motivación para terminar la carrera con una sonrisa por partida doble, una por haber logrado completar mi primer Maratón y otra por haberle conseguido pasar (sí soy un "picao" y si me propongo algo me dejo la piel en ello hasta conseguirlo).
Cada vez quedaban menos metros y la distancia entre él y yo menguaba poco, miré el Garmin y vi que ya había cumplido los 42km, así que no debía quedar mucho para llegar a meta. "Pablo aprieta porque no le alcanzas" - me dije a mí mismo. Dicho y hecho, una zancada tras otra, la cual más larga que la anterior me permitieron darle caza a 100-150m del final.
Vi la línea de meta y sonreí, lo había logrado. "Primer Maratón de muchos crak!" - me dije a mí mismo intentándome animar. Tras parar el cronómetro me di la vuelta y me quedé a 2 metros de la línea de meta a esperar el hombre con el que había compartido 1h del recorrido, cuando llegó nos abrazamos y felicitamos por la hazaña lograda. Aunque se sufra, el trailrunning también tiene cosas bonitas, y entre ellas está la amistad y la empatía que tienes con el resto de corredores.
Al final logré completar el Marató de l'Ardenya en 5h20' y entré entre los 60 primeros. La verdad que muy contento por lo conseguido y satisfecho de haber superado esta prueba tan exigente :)
Una vez en el pabellón me comí el bocadillo de butifarra y un par de vasos del caldo que me supieron a gloria bendita. Al terminar fui a la ducha y tras 10' relajado bajo el agua pensando en lo bien que me lo había pasado y en la grandiosa experiencia que me llevaba de aquel lugar, fui a que me diesen un masaje (masaje que lo sufrí casi más que la carrera, ¡qué dolores!).
Y aquí terminó esta aventura. Para los que hayáis llegado a este punto de la crónica os digo, si tenéis la oportunidad de poder hacer una de las 4 ediciones que tiene esta carrera (63, 42, 21 y 10km) no la dejéis pasar e id de cabeza, no os arrepentiréis, os lo prometo. Por mi parte tengo claro que el año que viene si vuelvo a tener la oportunidad de ir volveré, repetiré e intentaré mejorar la marca de este año.
Por último quiero agradecer el apoyo de aquellos que animaron a lo largo de la carrera, a mis amigos y familiares que el día antes y después estuvieron animándome también, a mi novia por apoyarme en todo momento, y por último a la organización y a todas las personas que han hecho posible que esta carrera se lleve a cabo de una manera tan magnífica, gracias a todos de corazón :)
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